El viaje del Papa a Hungría, 28-30 de abril de 2023

Fuente: FSSPX Actualidad

El Papa Francisco en la Plaza Kossuth Lajos. Al fondo, el famoso parlamento húngaro

El Papa Francisco realizó su viaje número 41 fuera de Italia del 28 al 30 de abril de 2023, visitando nuevamente Budapest, que ya había visitado el 12 de septiembre de 2021, en la clausura del Congreso Eucarístico Internacional. Esta vez, siendo Hungría un país fronterizo con Ucrania, el Papa dijo algunas palabras sobre el conflicto ruso-ucraniano. Hungría apoya firmemente a Ucrania con ayuda humanitaria, pero no militar.

Viernes 28 de abril

Tras reunirse a puerta cerrada durante veinticinco minutos con la presidenta de la república húngara, Katalin Novák, y luego veinte minutos con el primer ministro, Viktor Orbán, el soberano pontífice habló durante veinte minutos ante las autoridades del país y el cuerpo diplomático reunido en el antiguo Carmelo que alberga actualmente la sede del gobierno, en el corazón de la capital húngara.

Más de un año después de la invasión de Ucrania por las tropas rusas, las perspectivas de paz parecen inexistentes, y mientras Kiev se prepara para llevar a cabo una contraofensiva en primavera, Francisco ha optado por alertar desde Budapest a las mentes europeas. "¿Dónde están los esfuerzos creativos por la paz?" preguntó, respaldando la voz aislada de Hungría para una solución diplomática a la guerra.

Además de elogiar al país por sus políticas relativas a la familia, mientras que otros promueven la "cultura de género" y el aborto, también denunció los "populismos autorreferenciales" y subrayó la necesidad de acoger a los migrantes. Abogó para que se aborde el tema "sin excusas ni dilaciones". Porque es "urgente, en cuanto Europa, trabajar en vías seguras y legales" para enfrentar el desafío histórico que no puede ser superado por el rechazo.

Luego, en la catedral de San Esteban de Budapest, el Papa se reunió con obispos, sacerdotes, diáconos, consagrados, seminaristas y agentes pastorales de las diversas diócesis del país. Ante los desafíos a los que se enfrenta la Iglesia, explicó, ésta última está llamada a una "acogida profética", dando muestras de escucha, comunión y, sobre todo, fidelidad a la oración.

Sábado 29 de abril

En el segundo día de su visita, el Santo Padre se dirigió a la iglesia de Santa Isabel de Hungría para reunirse con los pobres y refugiados. Hungría ha recibido a más de un millón de refugiados ucranianos desde el inicio de la ofensiva rusa en febrero de 2022, de los cuales unas decenas de miles se han establecido de forma permanente.

En su discurso, el Papa recordó que los pobres están “en el corazón del Evangelio”. El cristiano no debe ser presa de una especie de egoísmo espiritual, construyendo una espiritualidad para su "propia tranquilidad interior y satisfacción". Para ilustrar su punto, citó el ejemplo de Santa Isabel, hija de un rey que "rechazó las riquezas y vanidades del mundo, sintiendo el deseo de despojarse de ellas y ocuparse de los más necesitados".

A continuación, Francisco se dirigió al Papp László Budapest Sportarena, el Palacio de los Deportes de la capital, donde lo esperaban cerca de 12,000 jóvenes católicos. Se mostró particularmente alegre y enérgico, hablando con un tono muy vivo y buscando dialogar con la asamblea, en un discurso salpicado de improvisaciones. Luego de unas palabras de monseñor Ferenc Palánki, obispo encargado de la pastoral juvenil, se realizaron bailes tradicionales húngaros, posteriormente cuatro jóvenes presentaron sus testimonios.

El soberano pontífice recordó a los jóvenes que Jesús es "el Amigo, el mejor de los amigos, (...) el Hermano, el mejor de los hermanos, el que siempre perdona, (...) dispuesto a recogernos en cada caída". Cristo no viene a restringir a nadie, prosiguió, quiere que sus discípulos sean 'jóvenes libres y en marcha, compañeros de viaje de un Dios que escucha sus necesidades y está atento a sus sueños. (…) Él nunca desvaloriza nuestras expectativas sino que, por el contrario, eleva el nivel de nuestros deseos", subrayó el Santo Padre.

"¿Sientes que es bueno amar al Señor, formar una familia numerosa, ayudar a los necesitados? ¡No pienses que estos son deseos inalcanzables, pues están comprometidos con grandes metas de la vida!" animó Francisco. Y advirtió: "Hoy en día es grande la tentación de conformarse con un teléfono móvil y unos cuantos amigos. Pero aunque eso es lo que muchos hacen, aunque eso sea lo que tú quieres hacer, no es bueno".

El Papa insistió en la necesidad de preservar el silencio, que es "el terreno sobre el que se pueden cultivar relaciones beneficiosas, porque nos permite confiar a Jesús lo que vivimos", para mantener la propia vida espiritual. "Pero el silencio no significa estar pegados a los teléfonos móviles y las redes sociales; ¡no, por favor: la vida es real, no virtual, no pasa en una pantalla, sino en el mundo!", dijo a los jóvenes húngaros.

El silencio, continuó, es "la puerta de entrada a la oración, que es en sí misma la puerta al amor. (…) La oración es diálogo, es vida", dijo, haciendo referencia al músico Franz Liszt que combinaba la oración con la práctica de su instrumento. El Santo Padre también invitó a los jóvenes a "tener la valentía de la verdad, que no consiste en mostrar que nunca se tiene miedo, sino en abrirse y compartir las propias fragilidades con el Señor y los demás, sin esconderse, sin disfrazarse, sin usar máscaras".

Porque, "el Señor, como nos dice el Evangelio en cada página, no hace grandes cosas con personas extraordinarias, sino con personas reales", explicó. "No olviden que nadie puede ocupar su lugar en la historia de la Iglesia y del mundo: nadie puede hacer lo que solo ustedes pueden hacer. Así que ayudémonos unos a otros a creer que somos amados y valiosos, que estamos hechos para grandes cosas", dijo al final del discurso.

De vuelta en la nunciatura apostólica, el Papa habló brevemente con el metropolitano ortodoxo de Hungría, Hilarión, expresidente del Departamento de Relaciones Eclesiásticas Exteriores del Patriarcado de Moscú. La oficina de prensa de la Santa Sede precisó que esta entrevista duró alrededor de veinte minutos. Este encuentro en la nunciatura no estaba previsto en el programa y Francisco lo explicó en el avión de regreso:

"Hilarión es alguien a quien respeto mucho. Siempre hemos tenido una buena relación. Y tuvo la cortesía de venir a buscarme", dijo. "También lo vi en el aeropuerto. Hilarión es una persona inteligente con quien hablar. Y es necesario mantener esta relación. Hablamos de ecumenismo. Eso me gusta. Necesitamos mantener una mano tendida a todos".

El Papa Francisco en la catedral de San Esteban en Budapest

Domingo 30 de abril

El soberano pontífice celebró una misa en la plaza Kossuth Lajos, en el centro de Budapest, ante 50,000 personas. A esta misa asistió el metropolitano Hilarión. En su homilía, centrada en el sentido de la hospitalidad, el Santo Padre apeló a la metáfora de la puerta abierta, que nos permite entrar en el "recinto" de Jesús y salir de él para difundir la buena nueva y ayudar a Hungría a crecer en la fraternidad.

"Al principio está el llamado de Dios, su deseo de unirse a nosotros, su preocupación por cada uno de nosotros, la abundancia de su misericordia que quiere salvarnos del pecado y de la muerte, para darnos una vida abundante y un gozo sin fin", dijo el Papa. "Aún hoy, en todas las situaciones de la vida, en lo que llevamos en el corazón, en nuestro deambular, en nuestros miedos, en el sentimiento de derrota que a veces nos asalta, en la prisión de la tristeza que amenaza con encerrarnos, Él nos llama", insistió.

Respecto a la presencia de los delegados ecuménicos, dijo: Dios "nos ha reunido aquí para que, aunque diferentes unos de otros y pertenecientes a diferentes comunidades, la grandeza de su amor nos reúna a todos en un solo abrazo". Refiriéndose a las relaciones internas en la Iglesia católica y con las diferentes confesiones, Francisco hizo una invitación a "cultivar relaciones de fraternidad y colaboración, sin dividirnos, sin considerar nuestra comunidad como un ámbito reservado, sin dejarnos llevar por la preocupación de defender cada uno su espacio, sino abriéndonos al amor recíproco".

El Papa denunció "las puertas cerradas de nuestra indiferencia ante las que están el sufrimiento y la pobreza, las puertas cerradas a las que tocan los extranjeros, las personas diferentes a nosotros, los migrantes, los pobres". Por eso pidió a todos que sean "abiertos e inclusivos entre sí, para ayudar a Hungría a crecer en la fraternidad, el camino de la paz".

Finalmente, el soberano pontífice se dirigió al mundo académico y cultural en la Facultad de Informática y Ciencias Biónicas de la Universidad Católica Péter Pázmány. Allí hizo una invitación a reflexionar sobre las causas y consecuencias de la crisis ecológica, "con la naturaleza que lo único que hace es reaccionar al uso instrumental que hemos hecho de ella". Francisco denunció la falta de límites que permite una evolución de la sociedad que valora "al individuo centrado en sus necesidades, ávido de enriquecerse y de apoderarse de la realidad".

Y citó el libro "El Señor del Mundo" de Robert Benson, publicado en 1910. Este pastor anglicano convertido al catolicismo describe "un futuro dominado por la tecnología" y en el que "todo se estandariza en nombre del progreso". Esta narrativa, dijo el Papa, presenta "un nuevo 'humanitarismo' que anula las diferencias, reduciendo a cero la vida de los pueblos y aboliendo las religiones".

En este mundo descrito por Benson, "parece obvio que es necesario excluir a los enfermos y aplicar la eutanasia, abolir las lenguas y culturas nacionales para lograr una paz universal que se convierte, en realidad, en una persecución basada en la imposición del consentimiento". Los acontecimientos actuales muestran que este "sombrío análisis" tenía una dimensión "profética", subrayó.

El Papa Francisco explicó que los académicos deben realizar su investigación de esta manera, reconociendo sus propias limitaciones y frenando su "presunción de autosuficiencia". Mientras "el pensamiento tecnocrático persigue un progreso que no admite límites, el hombre real también está hecho de fragilidad; y a menudo es allí donde comprende que depende de Dios y está conectado con los demás y con la creación".

Refiriéndose al "paso del comunismo al consumismo", advirtió a sus oyentes contra los callejones sin salida de la transición "de una libertad con restricciones a una libertad sin restricciones". Solo Jesús "libera al hombre de sus adicciones y encierros", insistió, invitando a la universidad a convertirse en "un laboratorio de esperanza".

El soberano pontífice se dirigió entonces al aeropuerto internacional de Budapest, para regresar a Roma.

El Papa condena nuevamente el "indietrismo", invocando a San Vicente de Lérins

El 9 de mayo, La Civilta Cattolica publicó la entrevista concedida por el Papa Francisco a los jesuitas húngaros durante su viaje. Una de las preguntas formuladas fue sobre el Concilio Vaticano II; el Papa precisó que "el Concilio aún está en proceso de aplicación. Se dice que es necesario un siglo para asimilar un Concilio. Y sé que la resistencia a sus decretos es terrible".

"Hay un apoyo increíble al restauracionismo, lo que yo llamo 'indietrismo' (atraso), como dice la Carta a los Hebreos (10:39): 'Pero nosotros no somos de los que retroceden'. – Cabe señalar que este texto de San Pablo se cita de manera muy inexacta, ya que San Pablo se refiere a los que apostatan, dan marcha atrás –o se retiran – es decir, "abandonan la fe".

"El fluir de la historia y de la gracia va desde las raíces hacia arriba, como la savia de un árbol que da fruto. Pero sin este flujo, no somos más que momias. Retroceder no preserva la vida, nunca. Debemos cambiar, como escribió san Vicente de Lérins en su Commonitorium, señalando que también el dogma de la religión cristiana progresa, se consolida con los años, se desarrolla con el tiempo, se profundiza con la edad.

"Pero este es un cambio de abajo hacia arriba. El peligro hoy es el indietrismo, la reacción contra la modernidad. Es una enfermedad nostálgica. Por eso he decidido que ahora es obligatorio obtener primero la autorización para celebrar según el Misal de 1962 para todos los sacerdotes recién consagrados".

"Después de todas las consultas necesarias, tomé esta decisión porque vi que las buenas medidas pastorales puestas en marcha por Juan Pablo II y Benedicto XVI fueron utilizadas de manera ideológica, provocando un retroceso. Era necesario acabar con este indietrismo, que no formaba parte de la visión pastoral de mis antecesores".

En respuesta a los argumentos del Papa Francisco, el sitio FSSPX.Actualidad recordó convenientemente el 10 de mayo pasado lo que realmente dice el Commonitorium de San Vicente de Lérins, escrito en 434:

"II. 5. En la Iglesia católica hay que poner el mayor cuidado para mantener lo que ha sido creído en todas partes, siempre y por todos. Esto es lo verdadera y propiamente católico. (...) 6. Esto se conseguirá si nosotros seguimos la universalidad, la antigüedad, el consenso general.

"Seguiremos la universalidad, si confesamos como verdadera y única fe la que la Iglesia entera profesa en todo el mundo; la antigüedad, si no nos separamos de ninguna forma de los sentimientos que notoriamente proclamaron nuestros santos predecesores y padres; el consenso general, por último, si, en esta misma antigüedad, abrazamos las definiciones y las doctrinas de todos, o de casi todos, los obispos y doctores.

III. 1. ¿Cuál deberá ser la conducta de un cristiano católico, si alguna pequeña parte de la Iglesia se separa de la comunión en la fe universal? - No cabe duda de que deberán anteponer la salud del cuerpo entero a un miembro podrido y contagioso. 2. Pero, ¿y si se trata de una novedad herética que no está limitada a un pequeño grupo, sino que amenaza con contagiar a la Iglesia entera? -En tal caso, el cristiano deberá hacer todo lo posible para adherirse a la antigüedad, la cual no puede evidentemente ser alterada por ninguna nueva mentira".

¡Para el Papa Francisco, obviamente, San Vicente de Lérins sería un indietrista!