Polonia quiere legalizar el matrimonio para todos

Fuente: FSSPX Actualidad

En Polonia, el nuevo gobierno pretende imponer su agenda progresista lo más rápidamente posible. Tras anunciar una reforma global de la financiación de la Iglesia que abre la puerta a la separación entre Iglesia y Estado, la legalización de las parejas homosexuales se vislumbra en el horizonte de 2024.

La nueva coalición gubernamental polaca no tiene intención de perder el tiempo. Recién llegados al poder, poniendo fin a ocho años de gobierno de los conservadores del partido Ley y Justicia (PiS), Donald Tusk y sus aliados circunstanciales anunciaron su firme deseo de legalizar las uniones entre personas del mismo sexo.

Un cambio significativo en comparación con el acuerdo de coalición firmado con vistas a las elecciones, que no mencionaba explícitamente esta legalización para no ofender a los votantes, pero que se comprometía a “perseguir el discurso de odio anti-LGBT”: un elemento del lenguaje ahora conocido y que designa toda la agenda permisiva en términos de proyectos de leyes sociales.

No es sorprendente encontrar matices rosados ​​dentro de la coalición gubernamental: si bien el partido de izquierda radical Lewica defiende la igualdad total entre el matrimonio heterosexual y homosexual, Trzecia Droga –la “Tercera Vía” de centroderecha– aboga por un simple reconocimiento civil de las parejas homosexuales. 

"La ley sobre las uniones civiles homosexuales debería haberse adoptado hace mucho tiempo, ya estamos en el siglo XXI", afirmó Szymon Holownia, miembro de Trzecia Droga, elegido poco antes de Navidad como presidente del Sejm, cámara baja del Parlamento polaco, quien añadió que “no había llegado el momento de legislar sobre el matrimonio homosexual”.

Pero en Francia ya se sabe lo que sucedió con el PACS (Pacto de Solidaridad Civil) que se transformó rápidamente en un "matrimonio para todos" bajo el liderazgo de los progresistas, y que los argumentos de los oponentes conservadores, particularmente católicos, acusados ​​de reaccionarios o incluso de intolerantes y discriminadores, fueron ignorados por el poder ejecutivo. Esto fue hace más de diez años, pero la receta sigue siendo la misma.

La nueva ministra de igualdad, Katarzyna Kotula –de Lewica– anunció que el proyecto para liberalizar las uniones homosexuales se presentará probablemente “a finales de enero o principios de febrero de 2024”.

Una parte de la formación Trzecia Droga –los conservadores del Partido Popular Polaco (PSL)– está dividida sobre la cuestión y su líder ha anunciado que no dará instrucciones de voto al Parlamento para no bloquear un futuro proyecto que deberá ser apoyado por algunos de los veintiocho diputados que componen el PSL, para ser aprobado. 

El nuevo ejecutivo polaco recibió, como era de esperar, el apoyo de la Corte Europea de Derechos Humanos (CEDH), que considera que los derechos humanos fundamentales siguen siendo "violados" mientras no se reconozcan las uniones homosexuales.

Además, en 2020, una ONG con sede en Bruselas, Rainbow Europe, colocó a Polonia en lo más alto de la clasificación de los peores países de Europa en términos de derechos LGBT. Con tal moral, no sorprende que la caída de la natalidad invada el Viejo Continente, sumido en una decrepitud mortal.