Nuevo presidente para la Academia Pontificia de las Ciencias

Fuente: FSSPX Actualidad

Joachim von Braun

El nuevo presidente de la Academia, Joachim von Braun, un alemán de 66 años de edad, es un reflejo de la encíclica del papa Francisco Laudato Sí, que defiende la idea de la ecología integral.

El 2 de junio del 2017, el papa Francisco designó un nuevo presidente para la Academia Pontificia de las Ciencias. Se trata del alemán de 66 años, Joachim von Braun, un especialista en desarrollo agrícola y económico. Su nombramiento coincide con la encíclica Laudato Sí, que defiende la idea de la ecología integral.

Joachim von Braun reemplazará a Werner Arber, un suizo de 88 años, quien es microbiólogo y genetista, y quien ocupó el cargo hasta 2011. El nuevo presidente nació en 1950, en Renania del Norte-Westfalia; estudió agronomía y obtuvo un doctorado en la Universidad de Bonn, antes de convertirse en profesor universitario e investigador en economía agrícola en las universidades de Göttingen, Kiel y Bonn. 

Un enfoque reonavado sobre la pobreza

 

Joachim von Braun es internacionalmente considerado un destacado experto en los problemas relacionados con el hambre y la desnutrición. Del 2002 al 2009, fue el director general del International Food Policy Research Institute (IFPRI) cuyas oficinas centrales se encuentran en Washington, y posteriormente ocupó el cargo de director del Center for Development Research en la Universidad de Bonn, donde actualmente es profesor de economía.

Sus campos de investigación incluyen el desarrollo económico internacional, la economía de los recursos naturales, la pobreza, la agricultura y la política científica y tecnológica, así como el comercio internacional: todos los ámbitos que constituyen el núcleo de la ecología integral expuesta en la encíclica Laudato Sí, y en esto mismo radica la explicación de la elección del papa Francisco. 

Una Academia acostumbrada a la controversia

 

La labor de la Academia Pontificia para las Ciencias es, con frecuencia, fuente de controversias. Por ejemplo, el 28 de abril del 2015, organizó, con la bendición del papa, un simposio sobre "la dimensión moral del cambio climático y el desarrollo sustentable". Uno de los oradores autorizados en el simposio fue Jeffrey Sachs, conocido por apoyar abiertamente el control de la natalidad a través de los métodos anticonceptivos y el aborto.

Más recientemente, durante un simposio sobre "extinción biológica", que fue llevado a cabo del 28 de febrero al 1 de marzo del 2017 - esta vez a puerta cerrada - la Academia no dudó en invitar a Paul Ehrlich, un científico que apoya la idea de la limitación del número de habitantes sobre la tierra a una cifra ideal de mil millones...

Desafortunadamente, esto no se trató solamente de un paso en falso. En el 2015, la Santa Sede eligió a Hans Schellnhuber, un miembro de la Academia que contribuyó a las páginas sobre ciencia natural en la encíclica del papa, para presenta la encíclica Laudato Sí. Este influyente científico, quien es el famoso fundador del Potsdam Institute of Climate Impact Research y asesor de la canciller alemana Angela Merkel y de la Comisión Europea, declaró sobre el calentamiento global: "Es un triunfo para la ciencia porque al fin hemos podido estabilizar algo: los cálculos de la capacidad de sustentación del planeta, concretamente, la cifra está por debajo de los mil millones de habitantes."

Historia de la Academia

 

El objetivo de la Academia Pontificia para las Ciencias es honrar a la ciencia, asegurar su libertad y promover las investigaciones. Fue fundada en Roma en 1603, inicialmente era conocida como la Academia Lincei; fue reactivada por el papa Pío IX en 1847, y el 28 de octubre de 1936 recibió nuevos estatutos y su actual nombre del papa Pío XI.

Los nuevos estatutos fueron aprobados por el Papa Paulo VI el 1 de abril de 1976, estos hacían hincapié en la no discriminación "ética o religiosa" y en la elección "multirracial" de sus miembros: el nuevo criterio para la designación de los miembros de la Academia se convirtió en su ética y en la preeminencia de su labor.

La Academia Pontificia para las Ciencias tiene un estatuto especial establecido por Pío XI al momento de su refundación: está bajo la protección directa del Soberano Pontífice, pero es una entidad de carácter independiente Por consiguiente, la Academia tiene libertad total para dirigir sus propias actividades en sus ámbitos de competencia. Durante un mensaje dirigido a sus miembros en 1940, el Papa Pío XII les recordó el amplio espíritu de iniciativa propio de la institución: "A ustedes, defensores de las artes y disciplinas humanas, la Iglesia les concede completa libertad en métodos e investigaciones."

Debido a su independencia, los congresos y estudios de la Academia, aunque son, sin duda alguna, una rica fuente de información y una importante base de trabajo, no involucran ni vinculan a la Iglesia. La Santa Sede y los miembros que pertenecen a ella, pueden emplear la labor de la Academia, con la condición de que primero sea analizada y validada por el Magisterio: un requisito que, en principio, debe seguir un procedimiento interno muy específico, que no deja ningún espacio a la arbitrariedad.