El párroco de Gaza da noticias de su parroquia

Fuente: FSSPX Actualidad

Parroquia de la Sagrada Familia, en Gaza

Desde la sede del Patriarcado Latino de Jerusalén, el Padre Gabriel Romanelli recibió noticias de su parroquia al día siguiente de los festejos de Navidad. Alrededor de seiscientos fieles se refugiaron en la iglesia donde se siente cruelmente la falta de agua potable y de alimentos, mientras la guerra entre Israel y la organización islamista Hamás atraviesa su cuarto mes.

El párroco de Gaza tuvo que esperar hasta la madrugada del 25 de diciembre para recibir noticias de su parroquia de la Sagrada Familia, en el corazón de la Franja de Gaza. Fue el Padre Youssef, su vicario, quien le informó sobre una situación cada vez más preocupante: 600 personas –incluidos musulmanes, ya que en el enclave solo hay 150 católicos y alrededor de 1,000 cristianos– se refugiaron en la iglesia para encontrar un refugio seguro.

Debido a la guerra, la misa de medianoche tuvo que adelantarse a la tarde, limitando la procesión al recinto de la parroquia. Gracias a la Providencia, hubo dos horas de calma, sin bombardeos, que permitieron salir a comprar algunas cosas, a seis veces su precio normal, y un poco de gasolina necesaria para hacer funcionar el generador eléctrico de la iglesia.

Al final de una ceremonia que creemos tuvo lugar tranquilamente, los niños recibieron un vasito de zumo de frutas: un lujo. Estas noticias tranquilizaron al Padre Gabriel Romanelli. El párroco de Gaza está atrapado en territorio israelí desde el 7 de octubre: el día anterior, salió del enclave palestino para recoger medicamentos. Después de los atentados le resultó imposible regresar a su parroquia.

Originario de Argentina, Gabriel Romanelli llegó a Tierra Santa en los años 2000: en ese entonces, enseñaba a Santo Tomás de Aquino en Beit Hala, al norte de Belén. Desde allí viajaba una vez al mes a la Franja de Gaza. En la década de 2010, el sacerdote visitaba Siria e Irak antes de dirigirse a la parroquia de la Sagrada Familia.

Una parroquia que los bombardeos no perdonaron: varias explosiones dañaron este lugar católico que incluye tres escuelas, la vivienda de las hermanas y un pequeño jardín. “Los paneles solares y nuestros tanques de agua quedaron destruidos. Los cristales de varios edificios también fueron destruidos por los proyectiles”, explicó el Padre Romanelli.

Por no hablar de las mujeres asesinadas por un francotirador en el atrio de la iglesia el 16 de diciembre, y de otras víctimas de explosiones o que murieron de enfermedades por falta de agua potable. Desde la sede del Patriarcado de Jerusalén, donde se vio obligado a establecerse, el Padre Romanelli activó sus canales diplomáticos con el cardenal Pierbattista Pizzaballa para intentar evacuar a sus fieles en dificultades.

Dificultades que caracterizan la vida cotidiana del párroco de Gaza: antes de los atentados del 7 de octubre de 2023, el sacerdote ejercía una función que iba mucho más allá del ámbito religioso. “Tuve que ser asesor político, juez de paz, defensor de los pobres y trabajador social”, explica.

Lo más urgente ahora es conseguir comida y agua: afortunadamente, mucho antes del 7 de octubre – y sabiendo que la situación podría empeorar – el Padre Romanelli logró convencer a sus superiores de comprar reservas de alimentos para acoger a posibles refugiados. En ese momento, creyó estar pensando en grande al planear alimentar a setenta personas durante una semana. Ya han pasado tres meses desde que comenzó la guerra...