Ecología: un obispo africano denuncia la hipocresía occidental

Fuente: FSSPX Actualidad

Monseñor Marcel Utembi Tapa, obispo de Kisangani y presidente de la Conferencia Episcopal del Congo (RDC)

Mientras se celebra la Conferencia de Dubai (Emiratos Árabes Unidos) sobre el cambio climático o COP 28, del 30 de noviembre al 12 de diciembre de 2023, el presidente de la Conferencia Episcopal del Congo (Cenco) recordó, en una reflexión a contracorriente, que la transición energética propugnada por Occidente ha causado enormes daños medioambientales en su país.

Contrariamente a muchas ideas preconcebidas en Europa, la República Democrática del Congo (RDC) es uno de los países de África cuya riqueza natural se encuentra entre las más importantes: hay todo tipo de minerales raros, algunos de ellos estratégicos. El coltán, por ejemplo, se utiliza en la fabricación de teléfonos móviles y dispositivos de alta tecnología como satélites.

Pero también el cobalto, utilizado en la construcción de baterías para vehículos eléctricos, factor clave en la transición energética. La República Democrática del Congo tiene entre el 60 y el 70% de las reservas mundiales de cobalto.

Esta riqueza natural –bajo un pretexto ecológico– despierta la ambición de muchos países y organizaciones internacionales. Monseñor Marcel Utembi Tapa, arzobispo de Kisangani y presidente de la Conferencia Episcopal Nacional del Congo (Cenco), dio la voz de alarma en una entrevista concedida a la Agencia Fides el 10 de noviembre de 2023.

Una explotación anárquica y que infringe las reglas

“La explotación de estos minerales no se hace de forma legal ni de conformidad con las normas bilaterales y multilaterales: las multinacionales con sus cómplices hacen todo lo posible para explotar nuestro país al menor coste. Por tanto, vivimos en un país muy rico donde una gran parte de la población vive en la pobreza”, denunció el prelado.

Sin mencionar que la explotación de los recursos congoleños necesarios para las “energías verdes” se lleva a cabo ignorando todas las normas medioambientales, como lamentó el jefe de los obispos congoleños: “Cuando sobrevuelas la región de Kolwezi, donde se explota el cobalto a gran escala, puedes ver que la tierra está marcada por grandes heridas.

“Vemos por todas partes enormes agujeros producidos por la explotación desordenada de minerales. En la región del Gran Este (provincias de Ituri, Tshopo, Bajo Uélé y los dos Kivus) hay varias minas salvajes en los bosques que vierten sus desechos en los cursos de agua. Estos últimos están completamente contaminados: el agua se ha convertido en barro".

Una explotación justificada en nombre de la ecología que, según el prelado, es también la causa de las “guerras olvidadas” que continúan devastando el Este y el Oeste de la República Democrática del Congo: “Kivu del Norte está asolado por grupos armados locales y extranjeros. Entre ellos se encuentran las FDA, lideradas por Uganda y de inspiración islamista, y el M23, apoyado por los países vecinos, en particular Ruanda".

Estos grupos y algunos otros se benefician del tráfico de coltán, oro y casiterita, que a veces explotan ellos mismos para beneficio propio o de un país vecino. El dinero que ganan les permite perpetuar sus sangrientas rebeliones.

Queda por ver si los numerosos defensores occidentales de Laudato si' y Laudate Deum tendrán el valor de denunciar una doxa ecológica que tiene como efecto aislar una parte entera del continente africano.