China: la Iglesia subordinada al PCCh intenta restaurar su imagen

Fuente: FSSPX Actualidad

Monseñor Joseph Shen Bin

"A mis amigos extranjeros les digo: 'vengan y vean lo que es realmente la Iglesia en China'". La diócesis de Shanghai (China) acaba de lanzar una "campaña de sonrisas" en 15 páginas de un periódico diocesano que recibió, como era necesario, el imprimatur de la sección local del Partido Comunista Chino (PCCh).

El prelado encargado de tal maniobra no fue elegido al azar: Monseñor Giuseppe Shen Bin fue nombrado unilateralmente obispo de Shanghai en abril de 2023, en violación del acuerdo provisional firmado entre la Santa Sede y China en 2018.

El Vaticano, ante un hecho consumado, optó entonces por ratificar la decisión de las autoridades chinas el pasado mes de julio, un acto que muchos católicos en Hong Kong y en otros lugares consideraron como una capitulación más ante los abusos de la política religiosa de Beijing. 

La cuestión del acuerdo sino-vaticano fue también el tema central de la entrevista concedida por Monseñor Shen Bin, quien lo elogió ampliamente, lo cual más que tranquilizar, atemoriza a los católicos apegados a la libertad de la Iglesia: "desde la firma del acuerdo provisional de 2018, toda la Iglesia de China se abrió al mundo exterior", subrayó el prelado, quien evocó, para ilustrar su punto, la reciente –y fugaz– participación de dos obispos chinos en el Sínodo.

Una apertura cuyos frutos serán evidentes, según él: "En mis relaciones con la Iglesia universal, descubrí que la Iglesia china tiene cada vez más amigos".

En cualquier caso, el obispo de Shanghai parece el hombre ideal para alabar ante el extranjero los méritos de una Iglesia china orientada hacia el futuro: el prelado es un clérigo dócil a las instrucciones del PCCh, posicionándose al mismo tiempo claramente dentro de las líneas definidas por el actual pontificado.

Por tanto, Monseñor Shen Bin hace suyo el lenguaje sinodal: "no siempre podemos atenernos a las viejas reglas, pensar rígidamente, quedarnos estancados en nuestra propia manera de hacer las cosas. (…) En Shanghai, la vida y el desarrollo de la Iglesia requieren creatividad e imaginación, porque el Evangelio es siempre nuevo y el vino nuevo debe echarse en odres nuevos", escribe. No podrían haberlo expresado mejor en el Vaticano. 

Al mismo tiempo, el prelado se muestra fiel a la línea del Partido, recordando la importancia, según él, de la sinización del catolicismo, que Xi Jinping ha hecho uno de los ejes principales de su política religiosa: "Debemos adherirnos al principio de patriotismo y amor a la Iglesia, adherirnos al principio de independencia y autonomía en la gestión de la Iglesia.

"Debemos adherirnos al principio de la democracia en la gestión de la Iglesia y a la dirección de la sinización de la Iglesia católica. Es un límite que nadie puede cruzar, y también es una línea sensible que nadie debería tocar". Una línea roja, en todos los sentidos de la palabra.

En cuanto a las voces más críticas con respecto a la situación real del catolicismo chino –como la del cardenal Joseph Zen, a quien el obispo de Shanghai no menciona, pero a quien no puede dejar de tener presente– intenta no prestar demasiada atención:

"Si quieren comprender la situación de la Iglesia en China, deben escucharme, porque soy el jefe del Consejo de Obispos Chinos. Sé más sobre la situación de la Iglesia en China que lo que se dice en otros lugares", advirtió el prelado. ¿Deberíamos recordar que el Consejo de Obispos Chinos no es una estructura eclesiástica, sino que depende del PCCh?

Y para concluir un texto claramente dirigido a los católicos extranjeros preocupados por el creciente control del PCCh sobre la Iglesia: "Vengan a China para que vean la realidad del lugar. (…) En el pasado, era principalmente el mundo exterior el que nos daba la oportunidad de viajar fuera de China.

"Ahora puedo decir con toda confianza: soy yo quien puede proporcionarles billetes de avión e invitarlos a llevar a sus amigos a China para ver lo que sucede aquí. Les daremos la bienvenida con confianza, apertura y calidez a todos aquellos que vengan a visitar la diócesis de Shanghai".