China: el acuerdo sino-vaticano cada vez más pisoteado

Fuente: FSSPX Actualidad

Catendral de San Pablo en Wenzhou

La reciente condena de un fiel católico de Zhejiang a una fuerte multa por haber recibido a un obispo reconocido por Roma pero no por el Partido Comunista Chino (PCCh), desacredita aún más el acuerdo firmado entre la Santa Sede y Beijing en 2018.

El director de Asianews -agencia de noticias del Pontificio Instituto para las Obras Misioneras (PIME)- volvió a hacer sonar la alarma el 27 de abril de 2021: según la información que posee, cada vez son más los obispos pertenecientes a la Iglesia clandestina, reconocidos por Roma, pero ignorados por Beijing, que se enfrentan a obstáculos para ejercer libremente su ministerio.

Un ejemplo de la persecución diaria

El evento más reciente tuvo lugar en Wangli, Zhejiang, una provincia con un 10% de cristianos, y donde abundan los lugares de culto católicos privados. Wangli se encuentra en el territorio de la diócesis de Wenzhou, cuyo obispo, reconocido por el Papa, pero no por el PCCh, es Monseñor Peter Shao Zhumin.

El 16 de marzo pasado, Huang Ruixun, un católico de 56 años, abrió las puertas de su capilla privada a Monseñor Shao Zhumin y a una veintena de fieles. Por este motivo, fue condenado a una multa de 200,000 yuanes (aproximadamente 25,510 euros): una suma colosal para este hombre.

El motivo de la condena: haber recibido a un obispo "en el contexto de actividades religiosas ilegales, proporcionándole además comida y alojamiento".

La sucursal local de la Oficina de Asuntos Religiosos, State Administration for Religious Affairs (SARA), dijo que "facilitar las actividades de culto ilegales va en contra de la nueva reglamentación sobre las actividades religiosas", que requieren el registro previo con las autoridades.

Sin embargo, la capilla de Huang Ruixun tiene los permisos necesarios para ser utilizada como capilla privada. Además, la SARA agregó otro cargo: la actividad ilegal fue realizada "por una institución extranjera, lo que va en contra del principio de independencia, autonomía y autogobierno de la Iglesia en China".

La nueva regulación de las actividades religiosas

En realidad, este es el problema: debido a que el obispo de Wenzhou actúa legítimamente en nombre del Papa, se considera, por lo tanto, que pertenece a una "institución extranjera", que no se adhiere a los principios de "independencia, autonomía y autogobierno" de la Iglesia en China...

Las nuevas regulaciones exigen que cada obispo y sacerdote "manifieste amor por su patria, apoye el liderazgo del PCCh, así como el sistema socialista, respete la Constitución, las leyes, regulaciones y reglas, y practique los valores fundamentales del socialismo".

Por tanto, los cada vez más numerosos obstáculos impuestos a los obispos extraoficiales constituyen la mejor prueba, según el Padre Cervellera, del fracaso del acuerdo firmado entre la Santa Sede y Beijing, que preveía el mantenimiento de un statu quo.

De hecho, el statu quo ya no cuenta a los obispos bajo arresto domiciliario, privados de agua, luz y gas, o que ya no pueden ser recibidos por sus fieles. Tantos prelados cuyo pecado original es permanecer más fieles a Roma que al credo socialista de Xi Jinping.

Debemos agregar un elemento que debería hacer reflexionar al Vaticano. En el pasado, los obispos oficiales y no oficiales tenían contacto entre sí, y en ocasiones se ofrecía a los fieles de la Iglesia clandestina el uso de las iglesias "oficiales" para misas específicas.

Con la entrada en vigor de la nueva regulación religiosa, esta hospitalidad se ha vuelto arriesgada e ilegal ensanchando un poco más la brecha entre las distintas comunidades, hipotecando más cada día una reconciliación, ardientemente deseada por el Papa Francisco, pero sobre todo presentada como el principal motivo del acuerdo de 2018.