Camino sinodal alemán: la oposición sueca

Fuente: FSSPX Actualidad

El cardenal Anders Arborelius

El primer cardenal escandinavo de la historia, al frente de una Iglesia sueca en crecimiento, monseñor Anders Arborelius, lanzó una advertencia contra la dirección tomada por el camino sinodal alemán e hizo un llamamiento a mantener la enseñanza de la Iglesia.

"La voz alemana no es la más importante con respecto a la Iglesia universal". Esta crítica debió haber dolido un poco en Alemania. En primer lugar, porque los vínculos entre la Iglesia de Alemania y la minoría católica sueca -menos del 2% de la población total, en pleno crecimiento desde hace varios años- son históricamente muy fuertes: desde el principio y hasta 1998, todos los prelados del país fueron alemanes.

Pero también porque Anders Arborelius, el primer obispo católico escandinavo nombrado obispo de Estocolmo en 1998, luego creado cardenal en 2017, eligió convertirse en católico a la edad de 20 años y renunciar al luteranismo, que sigue siendo la religión estatal en el país de Santa Brígida. Y no desea que la Iglesia alemana tome el camino de la reforma luterana que él mismo abandonó.

Una crítica tanto más inesperada, porque no proviene de un alto prelado adherido al tradicionalismo: el cardenal sigue la estela de las reformas conciliares, lo que hace que su intervención sea aún más dolorosa y, esperemos, eficiente, en Alemania.

Cuando se le preguntó sobre la dirección tomada por el camino sinodal alemán, el porporato advirtió: "No es posible tomar un camino particular, con el pretexto de que se trata de una Iglesia nacional, como lo creía Lutero. Los católicos alemanes deben hacer todo lo posible para seguir caminando con la Iglesia universal".

Monseñor Arborelius toma como ejemplo la actitud de la minoría católica en su país: "Los católicos en Suecia se esfuerzan por profundizar su fe personalmente para sobrevivir como católicos. No es fácil vivir como católico en una sociedad post-luterana y secular. Esto hace que sus convicciones católicas sean aún más fuertes. Los conversos buscan lo que la Iglesia les puede ofrecer, no vienen a cambiar la Iglesia, sino al contrario, vienen para que ella los enriquezca".

Sobre las pretensiones del camino sinodal respecto a las celebraciones en la Iglesia de las uniones entre personas del mismo sexo, el obispo de Estocolmo advirtió también a sus colegas alemanes: "Es fundamental comprender que el hombre sigue siendo lo que es desde un punto de vista biológico y teológico.

"Por supuesto, el hombre permanece libre, pero la Iglesia quiere ayudarlo a vivir en la presencia de Dios, a ser feliz, por eso le da mandamientos: estos son una ayuda para nosotros, necesitamos estudiarlos y profundizar en la enseñanza de la Escritura y la Tradición. Entonces comprenderemos mejor la posición de la Iglesia".

Y el cardenal aclaró el punto un poco más: "Fundamentalmente, el ser humano es hombre o mujer. Dios así lo quiso. Aunque el hombre y la mujer crean que eligen un sexo diferente, cada uno permanece tal cual es".

Cuando se le preguntó qué necesita la Iglesia de Alemania en este momento, el alto prelado respondió lúcidamente: "Necesita un milagro del Espíritu Santo. Esta es mi mayor esperanza, porque tengo un gran amor por los católicos alemanes. Pero es precisamente en las situaciones más difíciles donde pueden ocurrir los milagros".

La advertencia final del cardenal escandinavo es también muy interesante: "La Iglesia debe esforzarse por hablar de Cristo y de sus enseñanzas y salir al mundo con el mensaje de Cristo, en lugar de hablar de sí misma. El mundo necesita el mensaje de Cristo. Si no podemos dárselo, entonces el proceso sinodal ha fallado".

Una observación que da en el blanco mucho más allá de las fronteras de Alemania: los defensores incondicionales del proceso sinodal y otros expertos en el aggiornamento conciliar deberían tomarla en cuenta...