Greta Thunberg: la gran hipocresía

Fuente: FSSPX Actualidad

Las últimas declaraciones polémicas de la embajadora de la causa climática en relación con la guerra entre Israel y Hamás han generado molestia en ciertos círculos eclesiásticos, en particular en Alemania, donde el episcopado se ha desvinculado de aquella cuyo compromiso elogió hace unos meses, ignorando luego complacientemente las situaciones más problemáticas y ambiguas.

¡Huyamos con valor! Esta es en cierto modo la actitud que prevalece en los círculos católicos progresistas, que a menudo se encuentran entre los más comprometidos con la causa ecológica, particularmente en Alemania, donde la figura de la sueca Greta Thunberg se ha vuelto icónica desde hace muchos años. Hasta el punto de ignorar con demasiada frecuencia la violencia de las posiciones de la joven activista, a menudo contrarias a las enseñanzas de la Iglesia.

Atrás quedó el momento en que el propio Papa Francisco se reunió con la apasionada del clima: fue en la Plaza de San Pedro, en abril de 2019. La sala de prensa de la Santa Sede, decorada con los colores de Laudato si', declaró en ese momento que “el Santo Padre (había) agradecido y alentado a Greta Thunberg por su compromiso con la defensa del medio ambiente”.

Un compromiso entonces ampliamente compartido en otras partes de Europa, excepto en las orillas del Vístula, que tiene la ventaja de no ser afluente del Rin ni del Tíber: en 2019, el arzobispo de Cracovia, Monseñor Marek Jedraszewski, declaró que Greta Thunberg representaba un “peligro” para el cristianismo.

Han pasado cuatro años y la realidad aparece. Desde el 7 de octubre de 2023, la joven activista no ha sido capaz de denunciar los abusos cometidos por la organización islamista Hamás en Israel, utilizando sus golpes ecológicos para difundir lemas hostiles contra el Estado hebreo, sin dudar en exhibir símbolos ambiguos que algunos denuncian como antisemitas.

Un estudio de opinión realizado del 17 al 20 de octubre en Alemania por el instituto INSA Consulere reveló que Greta Thunberg ya no cuenta con el apoyo de los católicos, ni tampoco de los protestantes.

El cambio cruelmente revelador del episcopado alemán

En este contexto, el cambio del episcopado alemán no sorprende, sino que resulta irrisorio: en noviembre de 2023, el portavoz de la diócesis de Hildesheim (Baja Sajonia) tomó “distancia respecto de las actuales declaraciones de Greta Thunberg sobre la escalada de violencia en Oriente Medio, porque son unilaterales y no reflejan en absoluto la complejidad de la situación en Tierra Santa".

Cabe señalar que, en 2019, el obispo local, Monseñor Heiner Wilmer –que considera un profeta a Eugène Drewermann, quien abandonó la Iglesia en 2005 por sus posiciones anticatólicas, y votó a favor del texto del Camino Sinodal para la reforma de la enseñanza de la moral católica- vio en la joven activista sueca una “profetisa” de los tiempos modernos.

Repentinamente, Berlín también se distanció de Greta Thunberg, donde el arzobispo de la capital, Monseñor Heiner Koch, se apresuró a declarar a la prensa que efectivamente está “del lado de nuestros hermanos judíos”.

El mismo prelado comparó, apenas en 2019, el activismo de la sueca “con la escena bíblica de la entrada de Jesús en Jerusalén”. Una clarividencia que no escapó a los internautas: “Y bien, ¿qué piensa ahora @ErzbischofKoch?”, se podía leer hace unos días en la plataforma X (Twitter).

Como decía Charles Péguy: "Siempre debemos decir lo que vemos: sobre todo, siempre debemos, lo cual es más difícil, ver lo que vemos". Una reflexión que vale oro, tanto en ecología como en teología, en Alemania y en la ribera del Tíber...